¿Por qué votar a Maduro? Entre la lealtad y la esperanza de que Venezuela, ahora sí, mejore
La base dura del chavismo ha resentido la crisis y ha visto el desencanto de sus camaradas que se han apartado. En las estructuras comunitarias hacen esfuerzos para traerlos de vuelta con bolsas de comida
Un grupo de niños hace su acto de graduación en un lado del patio de una escuela. Es miércoles y el piso bulle del calor. Es Antímano, un barrio informal al oeste de Caracas, un punto rojo del chavismo, donde Hugo Chávez se volvió leyenda cuando subió en un jeep militar conducido por él mismo a visitar a unas familias que perdieron sus casas en la punta del cerro luego de varios días de lluvia. Del otro lado del patio, representantes de los consejos comunales, jefes de calles del Partido Socialista Unido de Venezuela, integrantes de las UBCH (Unidad de Batalla Bolívar-Chávez, las estructuras electorales del chavismo, funcionarios del Ministerio de Alimentación gestionaban la entrega de una bolsa del Clap (Comité Local de Abastecimiento y Producción) con comida y un pollo para 229 ancianos de los círculos de abuelos, la nueva estructura que Nicolás Maduro ordenó crear hace unos meses como parte de un nuevo programa social del nuevo Ministerio de Asuntos para los Adultos Mayores.
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