Los encierros de San Fermín, entre ‘aburridas’ carreras meteóricas o el morbo de la sangre
El entrenamiento de los toros y el líquido antideslizante restan espectacularidad a las carreras, pero el número de heridos se mantiene a lo largo de su historia
Los encierros de San Fermín centran, año tras año, una encendida polémica sobre su pérdida de identidad, añoranza de un pasado desbordante de emoción. Las carreras de hoy, se dice, están adulteradas, los toros parecen amaestrados, atletas de élite entrenados para una rápida, loca, limpia y ruidosa competición de 850 metros en la que a duras penas se abren paso entre una muchedumbre borracha de excitación y aventura. Se insiste en que los encierros de hoy son previsibles y aburridos, ves uno y los has visto todos; ya no son lo que eran, no interesan.
¿Cuál es tu reacción?