Iosi, el espía arrepentido: la nueva vida en la clandestinidad y los secretos aún guardados del atentado contra la AMIA
José Pérez, infiltrado de la Policía Federal Argentina en la comunidad judía durante 15 años, decidió dejar el programa de protección de testigos por la asunción de Javier Milei a la presidencia
Buenos Aires, otoño de 1994. En su oficina de la Organización Sionista Argentina (OSA), el director Itzik Horn deja dos copias del croquis del edificio de la Asociación Mutual Judía Argentina (AMIA) en donde mudarán sus oficinas. José Pérez, el secretario de Actas de OSA y también agente de inteligencia infiltrado de la Policía Federal, se lleva discretamente una de las copias. La primera semana de julio, Pérez visita con Itzik el edificio de la AMIA en pleno Once, el barrio judío de la ciudad, para monitorear la obra de las nuevas oficinas de OSA y luego viaja a Basabilvaso, un pueblo de la provincia céntrica de Entre Rios. El 18 de julio ve por casualidad en el canal de noticias Crónica uno de sus títulos catástrofe: “Volaron la AMIA”.
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