Adiós espontaneidad: ¿Está arruinando la cultura de las reservas de los restaurantes la capacidad de improvisación?
Cada vez resulta más difícil dejarse llevar e ir a comer o cenar sin reserva previa. Hablamos con restauradores, periodistas y comensales expertos sobre este fenómeno que se extiende rápidamente por España: “No me gusta tenerlo todo hiperplanificado y, sinceramente, creo que para un bar es contraproducente”
Imaginémonos a dos amigos. Uno vive en Madrid y el otro en una capital de provincia. El segundo le comunica al primero que ese fin de semana piensa ir a la capital y le expresa su deseo de verlo, digamos, el sábado por la noche, para ir a cenar. Irremediablemente, el de Madrid le dirá: “¿Ya has reservado en el sitio al que iremos a cenar?”. “No, había pensado que podríamos improvisar e ir a algún sitio por el centro”, le contestará el otro, acostumbrado a hacer eso cada fin de semana en su ciudad o incluso en Madrid hace unos años. “Déjame que te explique…”, continuará el madrileño.
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